Chaco, patria de la escultura: una galería en el umbral del Impenetrable
En Resistencia se desarrolla la Bienal con mucha presencia internacional; once artistas compitieron y el ganador fue chino.
Resistencia es la Capital Nacional de la Escultura gracias a la bienal que lleva veinte años transformando sus calles y su gente. No es sólo un encuentro para entendidos -aunque lo es- sino una fiesta popular. Lejos de los modismos de las bienales globales, se recorre en familia y con el mate bajo el brazo. En la calle, las vecinas cocinan chipá.
Todo comenzó como un sueño de dos escultores, Fabriciano Gómez y Mimo Eidman, en 1988. Organizaron un concurso de talla en madera que se realizaba en la plaza principal. Hoy es una de las bienales más prestigiosas del mundo en esta disciplina, organizada por la Fundación Urunday y la provincia, en un predio abierto de 14.500 m2, que crece hasta el río Negro y se expande por el Parque 2 de Febrero, con actividades paralelas en diversos escenarios, como recitales, circo, baile, intervenciones en el espacio natural y presentaciones de la Orquesta Sinfónica Nacional y el Ballet Folclórico Nacional. Por primera vez, este año tuvo un soporte teórico en el Congreso Internacional de Artes.
La ciudad es un museo al aire libre, y tiene un público formado y activo. “Los chaqueños nos merecemos esto. En la gente hay alegría”, dice Fabriciano, que no puede andar por el predio sin que lo paren para saludarlo y sacarse fotos. Los escultores aquí son celebridades y, él, su héroe.
En un contexto de postergación, en una de las provincias más pobres del país, muchos entienden de escultura, porque a cada paso hay una: en el espacio público hay emplazadas cerca de 650 obras (de Lucio Fontana, Emilio Pettoruti, Libero Badii, entre otros) y las cuidan entre todos. Los piquetes y graffitis las dejan intactas. Hay vandalismo cero, ninguna obra tras rejas, y los bronces pequeños se protegen en cubos de cristal que no se rompen nunca. En los últimos dos años la matrícula de las carreras de arte superó a las tradicionales.
A cada obra de esta ciudad que quiere ser Patrimonio de la Unesco los chaqueños la han visto nacer, porque la bienal no es una exposición de obras terminadas, sino una competencia casi deportiva: en una semana, los escultores crean la pieza desde cero al aire libre. Este año la consiga fue representar el equilibrio. Los once finalistas, seleccionados entre 168 aspirantes de 48 países, cincelan y pulen los bloques de mármol traventino traído de San Juan bajo un sol benigno de 20 grados.
“Esta Bienal es muy diferente, la gente no viene al comienzo y al final, sino que vuelve todos los días y se la nota muy interesada”, dice el chino Qian Sihua, como todos, cubierto de polvillo blanco. Su obra, Para siempre, es una torre que gira segmentada sobre su eje. “Ya participé en más de cien simposios en el mundo, pero Resistencia es siempre especial”, señala la israelí Tanya Preminger, que participa por tercera vez.
Todos partieron del mismo bloque de una tonelada. Algunos lo horadaron con formas orgánicas, como el bielorruso Viktar Kopach, inspirado en el curso de agua, o el taiwanés Wu Ming- Sheng, que retrata el buen ánimo en forma de llamarada.
Estudiantes de arte de once provincias se disputaron los dos primeros puestos del Premio Desafío, con obras colectivas en madera de urunday. Quedaron en manos de las universidades de La Plata y Villa María, Córdoba.
Hay también encuentros de maestros artesanos del país y de maestros artesanos de pueblos originarios. Francisco Ferrer, cacique mocoví y escultor de carrera, cose piezas de cerámica con creadores de otras etnias como se estila en el monte, en un pozo de barro y ramas. Arderán toda la noche. Con totora y técnicas de tejido qom, el chaqueño Víctor Ricardone hizo una gran araña de totora, otra de las atracciones.
Ya pasaron por aquí 250.000 personas, dicen en la organización, que consigue solventar los gastos del encuentro y sostiene un plan de mantenimiento para el patrimonio escultórico gracias a la Ley de Mecenazgo. “El 90% de los entre 16 y 20 millones de pesos del presupuesto es aportado por empresas privadas”, explica Gaspar García Daponte, encargado del desarrollo institucional. “La misión es transformar la realidad a través del arte. Por eso ahora queremos entrar en el Impenetrable .”
Anoche, cuando se iban a conocer a los ganadores, miles de personas se acercaron a escuchar el veredicto. Elprimer premio del jurado recayó en el chino Qian Sihua por Para siempre. El premio del público correspondió al canadiense Pascal Archambaul . Y el de los niños fue para el argentino Néstor Vildoza con la obra La loca del muelle.
Pronto las once figuras de mármol se emplazaran en parques, calles y boulevares, y los creadores volverán a sus tierras. Quedará su arte en buenas manos.
Fuente: La Nación