El arte escultórico, ese bien de todos
Todo lo bueno tiene su culminación. Fueron 8 días plenos, exhaustivos, con un clima cómplice, en el marco de las vacaciones de invierno. Muchos factores convergieron para dar esplendor a la Bienal de Escultura 2016.
Ya está elegido el campeón de esta competencia internacional y los demás premios. Todos han quedado felices, en ambas veredas.
La semana pasada fue la visita para ver el trabajo de los escultores, la génesis del arte. Ahora viene el otro paseo, el de la contemplación. Las esculturas nos esperan con esa inmovilidad áurica, en el taller al aire libre donde fueron creadas, dóciles a la mirada del público que viene a disfrutarlas. Porque queda aún una semana de vacaciones y la Bienal está viva.
La gran fiesta de proclamación fue otro “viaje” a la sorpresa, otra invitación a las emociones. El champagne que descorchó el escultor recién consagrado marcó el festejo descontracturado, el de la felicidad compartida, por sus proezas, por la victoria en el desafío.
Los 11 escultores internacionales no parten aún a sus lejanas tierras. El Encuentro Internacional de Escultores en el Impenetrable los lleva al corazón del Chaco. En la plaza de la localidad trabajan nuevamente el mármol travertino inspirándose en “Sonido del monte”. Cabe destacar que las piezas producidas en Castelli pasarán a formar parte del patrimonio de la ciudad. A eso se llama réplica, multiplicación.
Acá en Resistencia, hay una ciudad, ubicada en el sur de América del Sur. Con un pueblo hospitalario entendido en faenas del arte, amigo de alguno de los cientos de escultores que han recalado en los concursos chaqueños. Los mismos que permanecen a través de su obra en el espacio urbano de Resistencia. Esa es la virtud, esa es la verdad.
La Bienal 2018 espera a los ciudadanos del mundo para vivir otra vez la fiesta de la escultura.