23 Jul Bienal de esculturas del Chaco: claves y secretos de un modelo de arte público exitoso
Se calcula que medio millón de personas ya visitaron el predio donde se desarrolla un certamen internacional de talla en mármol, a la par de un sinfín de actividades artísticas, culturales, académicas y recreativas
(Desde Resistencia.-) “En Resistencia las estatuas no están enrejadas, ni valladas, no es necesario ir a un museo para verlas, forman parte de la cotidianeidad de la gente, están en parterres, esquinas, en la vereda del vecino; la comunidad abrazó rápidamente esta iniciativa”, dice José Eidman, presidente de la Fundación Urunday, organizadora de la Bienal Internacional de Esculturas de Chaco, al exponer la historia de esta experiencia que ha ido creciendo hasta convertirse en un acontecimiento que proyecta a la provincia a la escena cultural mundial.
Más de doscientos escultores de 70 países se inscribieron para participar de este certamen para el cual quedaron seleccionados sólo diez que desde el sábado 16 hasta hoy están esculpiendo sus obras a cielo abierto, en un predio junto al Río Negro, a poco más de kilómetro y medio del centro de la ciudad.
Compiten en esta Bienal, cuyo ganador será anunciado por la noche en la gala de cierre, Genti Tavanxhiu, de Albania; Verena Mayer-Tasch, de Alemania; Juan Pablo Marturano, de Argentina; Sondong Choe, de Corea del Sur; Arijel Strukelj, de Eslovenia; Jhon Gogaberishvili, de Georgia; David Martínez Bucio, de México; Petre Mogosanu, de Rumania; Ebru Akinci, de Turquía; y Ihor Tkachivskyi, de Ucrania. “Ellos son los proveedores de obras de arte para el patrimonio de la provincia”, señala Eidman, en relación al hecho de que las esculturas realizadas durante la Bienal permanecen en Resistencia y son ubicadas en el espacio público.
A ellos se suman cuatro escultores argentinos invitados que exponen obras: Alejandro Arce y Norma Siguelboim, de Buenos Aires; Fabiana Larrea de Chaco y Mónica Souza, de Mendoza.
Además del premio del jurado, hay otros, en particular el premio del público y el premio de los niños. Estos dos últimos, aseguran los organizadores, coinciden cada vez más con el voto del jurado, indicio de que el público se va familiarizando con este arte y con sus criterios estéticos.
“Esta es la historia de un concurso de escultura nacional que en 30 años se convirtió en el certamen más grande del mundo”, explica Eidman. En el año 1988, por iniciativa del escultor Fabriciano Gómez, se hizo el primer concurso.
“Treinta dos escultores de todo el país compitieron en la plaza central de Resistencia -sigue contando el presidente de la Fundación Urunday-. La gente se entusiasmó muchísimo y los vecinos oficiaban de asistentes, les traían y hasta fabricaban las herramientas ad hoc que necesitaban los artistas para completar sus obras”.
Fabriciano Gómez tuvo que convencer a los reticentes que creían que no era posible un concurso en espacio publico por temor al vandalismo, cuenta Francisco Romero, presidente del Instituto de Cultura del Chaco. Pero la experiencia fue tan exitosa -doscientas mil personas se acercaron durante esa semana a visitar el certamen y a debatir con los escultores- que se volvió tradición y más tarde tomó dimensión mundial.
Cuando la plaza central de Resistencia quedó chica, en 2006, el gobierno cedió un predio a la Fundación Urunday junto al Río Negro. Este año el espacio que ocupa la Bienal es de 14 hectáreas, el doble que en 2018 (en el 2020 no se realizó por las restricciones que impuso al pandemia).
Es que el certamen de escultura se ha ido rodeando progresivamente de muchas otras actividades culturales y recreativas, de una gran diversidad, y todas de acceso gratuito. “En un mismo día, convergen el concurso Rapeale (hip hop) y la Orquesta Sinfónica del Chaco presentando la 9a Sinfonía de Beethoven”, ejemplifica Romero.
Otro atractivo de la Bienal es el Premio Desafío, un certamen destinado a estudiantes de arte de todo el país, que en 48 horas deben realizar una obra en madera, en un espacio adyacente al que ocupan los escultores del concurso principal. “Permite a los estudiantes vincularse con artistas consagrados, pispear sus técnicas, es una experiencia muy enriquecedora”, afirma Eidman.
El Premio Desafío fue entregado en la tarde del viernes; los ganadores fueron los estudiantes chaqueños del Instituto Superior del Profesorado de Enseñanza Artística Alfredo Pértile (Benito Luciano Binder, Ricardo José Ruiz y Ernesto Antonio Sosa) con una obra que homenajea al creador de la Bienal, Fabriciano Gómez.
Otras cuatro muestras se desarrollan en paralelo con el certamen. Una de esculturas del mundo, en la que se exhiben obras en miniatura realizadas por los artistas que compiten; otra de escultores del Norte Grande; una de escultores chaqueños y en el Instituto de Bellas Artes se exhibe la colección del Museo La Cárcova.
La oferta cultural se completa con espectáculos musicales y teatrales y una feria de maestros artesanos, entre otros.
Una de las grandes ventajas con que ha contado la Fundación Urunday para su tarea, explica José Eidman, es una muy buena Ley de Mecenazgo provincial, que permite a las empresas redireccionar parte de los impuestos hacia la actividad cultural. También han contado con respaldo del CFI y del municipio. “Esto es un patrimonio que ya no es de un gobierno en particular sino del Estado, de las instituciones, de la comunidad”, afirma.
Esa Ley, dice por su parte Francisco Romero, fue fruto de la decisión política de definir “a las artes y a la cultura como razones de Estado”.
“La Bienal tiene también la certificación IRAM ya que cumple con las normas ISO 9000?, dice Gaspar García Damonte, un cordobés que hace unos años asistió a una Bienal y quedó tan deslumbrado que se convirtió en asesor de la Fundación. “Este es el museo al aire libre más grande del mundo y queremos posicionarlo en el mapa del turismo cultural. Es el arte como agente de transformación económica, como factor de desarrollo”, agrega. Y cuenta que para esta edición de la Bienal se trabajó en conjunto con la Red de Accesibilidad Cutlural, para permitir que las personas con discapacidades puedan disfrutar de toda la oferta cultural.
La Fundación Urunday tiene un Departamento de Mantenimiento y Restauración. En los años en que no hay bienal -los impares- la actividad se concentra en las tareas de conservación del patrimonio escultórico diseminado en toda la ciudad.
El destino de las obras esculpidas es el predio de la Fundación, un bulevar que lo conecta con la ciudad o la vereda del vecino. Para ello, hay postulaciones y consultas populares. Una ordenanza municipal reciente establece que la Fundación Urunday y un comité multidisciplinario (universidad, especialistas, etc) intervienen en esas decisiones.
La Bienal 2022 fue esperada con ansias, por ser la primera después de 4 años. En palabras de Mimo Eidman, miembro de la Fundación Urunday y sobre todo compañera de ruta de Fabriciano Gómez -fallecido en 2021- en la aventura que ha sido esta experiencia cultural, “esta es la primera Bienal sin Fabriciano, pero es la Bienal de Fabriciano”.
Para el Instituto de Cultura, es también la edición de mayor impacto económico en toda la cadena de valor de las industrias culturales y turísticas, con resultados que superaron las expectivas de sus organizadores: las plazas hoteleras de Resistencia están colmadas, lo mismo sucede con la vecina ciudad de Corrientes.
En palabras de Romero, “Chaco, a través de una propuesta artística, es un atractivo turístico que impacta en el consumo interno vía ‘Compre Chaco’ de propios y visitantes, es un acontecimiento educativo porque aprendemos a través del arte a ser mejores anfitriones y los visitantes aprenden qué es un Museo a Cielo Abierto, y es un acontecimiento académico por la participación de 14 escuelas de Bellas Artes en el Premio Desafío, la realización del Congreso Internacional de las Artes, un Congreso de Derecho de las Artes y un Seminario de Escultura Contemporánea en el Espacio Público”.
Este año, a través de sondeos en el público asistente, los organizadores concluyen que el 80% de los turistas asistentes vinieron expresamente a ver la Bienal, que hubo un 5% de visitantes extranjeros y un 15% extra zona, es decir, que no vienen de provincias de la región. Datos que permiten medir el impacto y la dimensión que progresivamente va adquiriendo esta Bienal.