De hecho, y muy curiosamente, estos concursos chaqueños, provocan de manera espontánea el ejercicio de la amistad.

Escultores que regresan al Chaco y con “los Urunday” y colaboradores de la bienal,  se encuentran y se enfrascan en cálidas conversaciones. E incluso sucede que el vecino anónimo reconoce y saluda al artista que ya ha pasado por estos lares, lo saluda con sonrisa grande y hasta capaz,  se impulsa hacia el abrazo. En las bienvenidas y comidas y fogones, “amistad”  es una palabra corriente.

Y sí, claro, fue marcado con la vara: Fabriciano era un cultor de la amistad y de las pocas cosas que se jactaba  desde su supina humildad era de la amistad. Se jactaba de los amigos a quienes consideraba su mayor tesoro.

Hoy, 20 de junio, es el día del amigo. Y aquí, en Resistencia se cultiva esa forma de amor, el phylos griego, referido al amor fraterno, incluyendo amistad y afecto.

O acaso en  la plaza 25 de mayo, donde está  la estatua de la ninfa  con odre, no se ha sentado el  poeta a escribir su poema, el anciano a recordar con nostalgia, los enamorados a darse un beso… Esa estatua, por ejemplo, no resulta siempre una buena y silenciosa amiga…?

No es el perro Fernando en la cuña de Casa de Gobierno, con su cola, aunque de bronce, revoltosa, y su cara de amigote canino con gesto de ganas de jugar; no es un amigo de los niños que suben a su lomo y corren a su alrededor?

No es en el museo de las Esculturas del mundo donde conviven en cercanía “y amistad” obras primeros premios de las bienales –de un artista brasileño y otro polaco, y otro japonés, etcétera- un canto a la amistad planetaria?

En suma, no valen para las esculturas esa frase que dice “Un amigo es una persona con la que se puede pensar en voz alta”?

Los escultores comentan, inalterablemente, que esta bienal es diferente a cualquiera del mundo. Que hay algo muy especial, muy particular en Resistencia.

Es muy simple la respuesta, señores, la bienal hace honor a la amistad.

Acá, la amistad es un fruta que sabe muy rica entre las esculturas…